La crisis del estado, la crisis de la cultura, se deriva en buena medida del desconcierto institucional de la nación, del Estado, del municipio.
Jaime Torres / Espacio 4
Siempre se ha sabido: leer molesta al poder. Pero en un país como el nuestro, en un estado como Coahuila y su capital Saltillo, donde las universidades, el sector educativo y los medios de comunicación han impuesto a rajatabla el lenguaje más disminuido que se pueda imaginar para que se exprese el hombre. Ese lenguaje disminuido se deriva de las telenovelas, de los programas cómicos, de los comerciales, de los noticieros, de las cátedras por encimita de los académicos, de los discursos de los políticos en turno.
Todo eso ha opuesto una gran barrera a la difusión del libro, de la lectura, de las bibliotecas, y por tanto, el engrandecimiento espiritual del ser humano.
Pero todo es cuestión de cultura. Y la cultura hoy la deciden quienes no saben hacerla… es decir, los políticos. Debido a que los puestos de dirección cultural (o de decisión pública) son políticos y no democráticos, la cultura está en manos del que será más eficiente para suprimir, acotar, movilizar o desmovilizar a alguien.
Y el estado de Coahuila ha ejercido la ilegalidad por lo menos en grado de sospecha, al cerrar la Biblioteca Central. Y este estado con este gobernador, ya lleva dos (recuérdese que la otra biblioteca cerrada fue la Elsa Hernández).
Sin ningún parámetro de inteligencia, el gobernador prefiere subirse al tren de los retrógradas poniéndole fin a un par de recintos donde potencialmente todo era posible, incluida la crítica, la justicia, la libertad absoluta de expresión.
Estoy seguro que alguien le susurró al oído al gobernador que tuviera cuidado porque un libro es señal de cambio. Es la posibilidad de un viaje, de un movimiento perpetuo respaldado por el oro más sólido que pueda encontrarse en las minas de este mundo. El valor de un libro reside en su valor de cambio, o más aún, en su capacidad de cambiar al hombre en su mentalidad. Por eso el cierre de la Biblioteca Central es un crimen, porque se cierra todo un espacio cultural, de ideas, de libertad, de crítica (incluso de crítica positiva al poder).
THE WALL: Los estados fascistados siempre empiezan con su obsesión por la productividad. No, no hay que ir tan lejos con el Muro de Trump, aquí en nuestro territorio construimos nuestros propios muros, entre ciudades mexicanas.
TODO POR LA PRODUCTIVIDAD: Rubén Moreira, el prócer del empleo, de la fundación de universidad y de la energía coahuilense, desarticula todo su proyecto en medio de una relajada espiritualidad nacional, al cerrar un par de bibliotecas, así como si nada.
Rubén Moreira acaba de recibir un reconocimiento de la OCDE por sus avances en la urbanización del estado.
Comentarios (Alberto Triana): En toda esta página no se había criticado nunca al gobernador, RMV, por su actividad y por la universidad que pusieron los priístas en Arteaga (Coahuila); pero para el periodista Jaime Torres, el cierre de un par de bibliotecas públicas en la capital del estado tiene hasta rasgos autoritarios.
Hoy ya no sería posible otro Ateneo, otra generación como la de los 7 sabios de México.
Mucho me temo también, que Coahuila ya llegó a un límite de crecimiento: la misma “megadeuda” impide tener mejores salarios. Y es Durango, donde podría darse la renovación progresista del norte, sobre todo si se apegan a la doctrina panista, siguiendo los postulados de Vasconcelos y Gómez Morín.
Incluso la corrupción y malos manejos no han detenido a la entidad.
HEBRAÍSMOS: En 1645, la población de la capital virreinal sería de 140 mil habitantes, de las cuales un 20 o 25% eran hebreos. El descenso de esta población se dio debido al establecimiento de judíos al norte de la Nueva España, como en Almadén (Monclova) o en Nueva Tlaxcala (lo que hoy es Saltillo), hasta llegar a Guadalajara y Yucatán.
La presencia hebrea en siglos recientes se puede constatar en la protección de las ventanas de varias casas habitación, con la silueta de la ménorah, el candelabro de los 7 brazos utilizado de forma mexicana en la fiesta de las 7 luces:
En la actualidad, se sabe por documentos que las 3 ciudades más importantes del noreste de México (Monterrey, Saltillo y Monclova) fueron fundadas por judíos sefarditas, y que muchas costumbres, tradiciones, alimentos y modismos son de origen sefardita (judeo español). Una forma de detectar la influencia hebrea es por los apellidos terminados en “ez”, conectados al hebreo por la palabra “erez”, y que literalmente significa que proviene de la tierra de Israel.
Estos hebreos sefarditas fueron obligados a cambiar sus nombres y apellidos y, frecuentemente, ellos eligieron nombres que representaban cosas, acciones y regiones, para disimular y pasar desapercibidos ante cierta censura del clero católico mexicano. Se sabe que la presencia hebrea estuvo en la fundación de México, acompañando a Hernán Cortés, de ahí que autores recientes quieran ver en la figura del conquistador una especie de figura patriarcal.
Posiblemente en México estos sufismos, estos hebraísmos, ya resultaron en otra tradición, mezclados con los colores locales.
Ver también:
Cierran biblioteca, harán oficinas (para la burocracia)…
https://columnasdemexico.com/cierran-biblioteca-central-haran-oficinas/
FUENTE: Milenio / Espacio 4 / Televisa