HISTORIAS DE LA IBERIA VIEJA: Desde la entrada principal hasta el altar, el templo de Las Salinas de Cabo de Gata amaneció cubierto de pintadas propias de un ritual satánico, con símbolos y frases de invocaciones en latín que aludían a Lucifer. El suelo de la iglesia fue convertido en una especie de pergamino con una cuidada simbología que requirió, a simple vista, horas y no minutos para llevar a cabo su elaboración final. Imágenes que también se extienden por las paredes y que causan estupor al observarlas en su conjunto. Y no es la primera vez. El Obispado de Almería, en otras ocasiones ha dicho que la parroquia ubicada junto a la empresa salinera, había sido con anterioridad escenario de rituales y ceremonias ligadas a las sectas satánicas. La última que recuerdan los vecinos de la zona fue hace exactamente un par de años, principalmente porque la deteriorada iglesia se mantiene abandonada y no acoge ninguna misa desde finales de 2004.
Además del barrido de Cabo de Gata (donde se encuentra el templo), otros municipios de la provincia como Benahadux, Alhama y Carboneras han sido escenario de rituales de origen satánico en los que aparecieron símbolos de las invocaciones e incluso restos del sacrificio de animales. Es más, a finales de septiembre de 1990 se produjeron interrogatorios por parte de la Guardia Civil para dar con los autores de algunos de los rituales celebrados normalmente en los cementerios. Misas negras y ritos de brujería se celebraron ese año dando lugar al inicio de una investigación por la posible presencia de una secta satánica en la provincia. El cementerio de La Cañada también acogió poco después otras ceremonias en las que fueron sacrificados corderos y cuencos de barro con la sangre y se dio un caso de exorcismo en un cortijo de Vícar.
Un estudio que fue realizado por el sacerdote y catedrático de la Facultad de Teología del Norte de España Manuel Guerra, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), estimó la presencia de medio centenar de sectas satánicas en España, siendo el levante una de las zonas con mayor implantación. Citó a las provincias de Almería, Murcia y Málaga entre las que estaban experimentando un crecimiento considerable de los grupos de personas fascinadas por lo oculto. El rebrote del demonismo llegó a la provincia de Almería a través de la secta conocida como Hijos de Lucifer. Entre los orígenes de la expansión el sacerdote destaca “la profunda crisis de principios y de los valores religiosos y éticos”.
Es así como en pleno siglo XXI la Iglesia española se enfrenta a estos “problemas” sobre todo por la falta de dinero para mantener algunas iglesias que han quedado vacías y no se han podido restaurar en los últimos años.