Zona cero del misterio

Lourdes Gómez

FRONTERAS DE LA CIENCIA: Al norte de México, justo en la confluencia entre los estados de Chihuahua, Coahuila y Durango, encontramos la enigmática Zona del Silencio. El llamativo nombre otorgado a esta región desértica surge a mediados del siglo pasado, cuando empezaron a aflorar testimonios de personas que, al penetrar en este espacio tan aislado y solitario, detectaron que los aparatos de radio dejaban de funcionar. El ingeniero de Petróleos Mexicanos (PEMEX) Harry de la Peña, o el famoso aviador Francisco Sarabia fueron algunos de los primeros testigos que percibieron la anomalía.

A día de hoy continúa el misterio sobre este detalle, así como el hecho de que, en determinados puntos, las brújulas dejan de marcar el norte de manera correcta. A lo largo de estas décadas, se han esgrimido diversas explicaciones para dicha alteración: que en el subsuelo existan diversas concentraciones de mineral de hierro o incluso que haya una bolsa de magma a muchos metros de profundidad. Quizás estas teorías podrían también explicar por qué en este espacio se producen tantos avistamientos de bólidos celestes, pequeños meteoros que penetran en nuestra atmósfera y se queman al contacto con la misma.

HISTORIAS DEL UNDERGROUND MEXICANO: El 11 de julio de 1970 cayó en la Zona del Silencio el misil de pruebas estadounidense Athena, que había sido lanzado desde una base militar cerca de Green River (Utah) en dirección al campo de misiles de White Sands. Según la versión esgrimida por las autoridades militares de Estados Unidos, perdieron el control del aparato y acabó impactando en este territorio mexicano.

Rápidamente las autoridades norteamericanas se pusieron en contacto con México, indicando además, que el misil transportaba “cobalto 57”, elemento altamente radiactivo. Dicho material fue la excusa perfecta para que los militares estadounidenses  penetraran en el enclave.

Se dice que la búsqueda del cohete Athena se prolongó durante semanas. Por tierra y aire, lugareños y autoridades militares de ambos países se enfrentaron al desierto y, finalmente consiguieron localizar el misil. Una vez encontrado, los estadounidenses construyeron una carretera en mitad del paisaje desértico con el fin de transportar (según ellos) tanto los restos del Athena como la tierra contaminada por la radiactividad.

Investigadores locales como Santiago García, quien afirmaba haber estado presente durante este controvertido episodio, aseguraban que sacaron toneladas de tierra en sendos vagones que contenían, desde arena hasta especies únicas de flora y fauna que solo se encuentran en esta región mexicana. Tanto García como otros muchos expertos, consideran que la caída del cohete Athena no fue una casualidad. Según esgrimen, una potencia que un año antes había llevado al hombre a la Luna difícilmente podía perder la ubicación de un misil y, mucho menos, tardar semanas en localizarlo. Para ellos, todo fue una maniobra orquestada por Estados Unidos con el fin de estudiar la Zona del Silencio, analizar si se trataba de una buena opción de lanzamiento de cara a sus programas espaciales, conocer esos misteriosos silencios en las transmisiones de radio, así como los habituales avistamientos de OVNIs y llevarse material orgánico e inorgánico único en esta parte del mundo para analizarlo.

Además de lo relatado, sin duda lo que ha atraído a otros pioneros de lo desconocido como Fernando Jiménez del Oso o Juan José Benítez a la Zona del Silencio son los constantes avistamientos que se producen. Los lugareños explican que son frecuentes las apariciones de extraños objetos en el cielo que hacen maniobras imposibles y que, en ocasiones, persiguen a los asustados testigos hasta la misma puerta de sus casas. A pesar de ello, la peligrosidad y las temperaturas extremas del desierto, así como la delincuencia organizada, han provocado que este enigmático lugar cayera en el olvido, especialmente en la parte correspondiente al estado de Coahuila.

La enigmática, estudiada y polémica Zona del Silencio en el norte ...

Sin embargo, las autoridades municipales y regionales recientemente han llevado a cabo acciones enfocadas a recuperar el turismo. Hace apenas unas semanas, decenas de familias que residen en el corazón de la Zona del Silencio, invitaron al ufólogo y periodista Yohanan Díaz a inaugurar aquí una ruta de lo insólito.

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La visita de Díaz Vargas, acompañado de algunos periodistas así como de unos 50 seguidores, supuso la reapertura oficial de la ruta turística.

FUENTE: Año Cero / Periodismo y Misterio.

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